29 diciembre, 2011

Adi Sankaracharya (788-820)




Me postro ante el verdadero instructor, ante él, que es revelado por las conclusiones de todos los sistemas de filosofía Vedántica, pero que es desconocido él mismo, Govinda, la gloria suprema.
                                                                                            Viveka Chudamni


Según los manuscritos que nos han legado sus discípulos y los historiadores, al final del siglo VII vivió en Kaladi un maestro de la dinastía Nambutiri (grihasta) (1). El educó a su hijo Sivaguru en el respeto de las tradiciones sagradas más antiguas.
El pequeño pueblo de Kaladi está situado a una decena de kilómetros al este de Alwaye, hoy uno de los principales centros industriales de Kerala). Por casi toda la región de Kerala abundan los arrozales, pero los cocoteros son los soberanos del paisaje, rico en canales y lagunas que riegan las plantaciones.
Sivaguru (que sería el padre de Sankara) fue enviado de muy joven a una escuela védica (pathachala). Con sus estudios terminados Sivaguru pidió a sus padres permiso para profundizar en el estudio de los Vedas y llevar una vida de asceta célibe (bramacharin). Ellos lo persuadieron de que renunciara a ello y le eligieron una esposa dentro de la casta brahmánica (illam), correspondiente al rango del cual era descendiente. Sivaguru fue pues unido con Aryamba según los más ancestrales y ortodoxos ritos védicos.

1.Grihasta: Es todo aquél que lleva la vida común del mundo. Se designa con ese nombre para distinguirlo de aquellos que se han dedicado completamente a  la vida religiosa. 


10 diciembre, 2011

El Motivador Interno




Brindavan, 25 de mayo de 1991

EL MOTIVADOR INTERNO
Sri Sathya Sai Baba

¡Oh mente necia! ¿Por dónde vagas en busca de la bendita Visión de Brahmán?
Se halla dentro de tu propio ser; encuéntralo allí.
Ésta es la palabra de Sai revelando la Verdad.
El amor no puede ser cultivado en un campo ni estará a la venta en una tienda.
Sean reyes o comunes, ellos sólo pueden conocer el amor a través de la abnegación.

¡Encarnaciones del Atma Divina! Para cada ser viviente que peregrina en el Karma Kshetra (campo de la acción), la mente, la lengua, los oídos, los ojos, la nariz, las manos, los pies, etcétera, son los Karanamulu (instrumentos) proporcionados para su uso diario. Para alcanzar el éxito en este mundo físico es esencial tener estas tres cosas: Karanamulu (instrumentos), Karanam (causa o propósito) y Karta (agente o hacedor). Quien usa los instrumentos es el Karta o hacedor. El deseo que lo impulsa a actuar es Karanam o la causa. El principal objetivo del hombre debería ser reconocer la unidad que subyace en estos tres factores.

El poder divino invisible en el cuerpo 
En el lenguaje común, decimos que los ojos ven, los oídos oyen y la boca habla. Sin embargo, si esto fuera verdad, ¿por qué después de la muerte del hombre, estos mismos instrumentos no pueden desempeñar sus funciones, aunque se encuentran intactos?

En la terminología corriente, este poder recibe el nombre de Prana (Principio vital). Pero ¿de dónde viene este Prana, a dónde va y por mandato de quién? Éstas son las preguntas que presenta el Kenopanishad, que se ocupó de investigar si esta energía divina, que anima los diversos instrumentos del cuerpo, se halla inherente en el Prana (el Principio vital) o si pertenece a un poder superior al Prana.

En este contexto, consideremos una ilustración. Vemos que la luz de luna ilumina la tierra. La luna brilla debido a la luz del sol reflejada en ella. ¿Pero de dónde obtiene el sol su luz? El poder divino es el que proporciona al sol su fulgor. El hidrógeno y el helio contenidos en el sol se han originado de ese poder divino que los Upanishads designan como el Brahma-tatva (el principio de la Realidad Suprema Absoluta).

Los Upanishads declaran, además, que el mundo brilla debido a la refulgencia de Brahmán y que no hay refulgencia en el universo que pueda iluminar a Brahmán. La luz de Brahmán es la que permite a los ojos ver todas las cosas excepto a Brahmán.

La mente puede funcionar debido a la luz de Brahmán, pero no puede comprender o describir a Brahmán. Por esto los Upanishads proclamaron acerca de Brahmán: “Yato Vacho nivartante aprapya manasa saha”, que significa: “Brahmán está más allá del alcance de la mente y el habla”. Aunque semejante poder divino y único reside en el hombre, él es incapaz de reconocerlo.

¿Por qué? Porque en su vida cotidiana sólo está desarrollando Bahya drishti (visión externa) y no está realizando ningún esfuerzo por cultivar y experimentar Antar-drishti (la Visión Interna).

¿Cómo ha de experimentar uno el poder divino?

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