Aquello que carece de origen carece de un principio.
Simplemente existía antes de que algo o todo existiera: nada había previamente.
Y, por la misma razón, aquello no tiene fin. Se extiende tanto como es su
voluntad, crece tan diversificadamente como sienta y, a través de su plenitud,
también llena el Universo. El conocimiento de este Principio Supremo es
denominado Vidya: saber, sabiduría y conciencia.
Son muchos los profetas que han logrado una variada
experiencia de este estado de conciencia único en su género y que han
visualizado en sus iluminados corazones el supremo secreto que subyace en la cautivante
belleza del cosmos. Su compasión por el género humano los impulsó a comunicar
su visión por medio del lenguaje de los hombres, para despertar en ellos la sed
por sumergirse en esa bienaventuranza que le es innata al Alma. Es Vidya lo que
produce este impulso en el corazón de los profetas.
El sonido constituye el núcleo mismo de los Vedas
(Escrituras Sagradas). El sonido se asocia con melodía y armonía, y de allí que
los Vedas deban ser escuchados y deba derivarse éxtasis de ello. Esta es la
razón por la cual los Vedas son llamados Sruti ("aquello que es
escuchado"). Por el solo hecho de escuchar recitarlos se puede llegar a
tomar conciencia del Alma y la bienaventuranza que esto confiere. La dicha así
adquirida se manifiesta en palabras y obras que esparcen alegría entre todos
los que nos rodean.
El término Vedanta es empleado por muchas personas para
indicar, generalmente, una escuela de pensamiento filosófico, siendo que el
Vedanta no es sino una sección especial de la literatura védica. Todos los
textos de las Upanishads (la tercera división de los Vedas) forman parte del
Vedanta. El Vedanta representa la culminación del pensamiento védico. Los Vedas
mismos representan una guía inestimable hacia el Altísimo. Los riks o himnos
del Rig Veda son efusiones llenas de éxtasis del espíritu del hombre alabando
el deleite logrado en la contemplación del orden y la belleza de la naturaleza
exterior a él. El Sama Veda es el inapreciable tesoro verbal que le da al
hombre la posibilidad de alabar por medio del canto al Creador y a su creación.
El misterio de este mundo y de los mundos que se extienden más allá de él, se
explica en los textos que, en su totalidad, se denominan Atarvana Veda. Las
fórmulas para los ritos y ceremonias, ya sean de sacrificio o para lograr
méritos, se encuentran reunidas bajo la denominación de Yajur Veda.
La literatura védica reunida en estas cuatro colecciones con
nombres diferentes cuenta además con cuatro ramas: los Mantras, los Brahmanas,
los Aranyakas y las Upanishads. El texto de los Mantras se denomina también
Samhitas (colecciones) y en ellos se agrupan todas las fórmulas sagradas. Los
textos que describen los medios y métodos para su utilización y para lograr el
beneficio que proviene de su correcta recitación, se conocen como Brahmanas. La
palabra Brahma tiene muchos significados, pero la palabra Brahmana significa
Mantra. Los Brahmanas tratan, en su mayor parte, de los ceremoniales y otras
actividades externas afines. Los Aranyakas, en cambio, tratan de los
significados internos y de las disciplinas internas como retirar los sentidos
de sus objetos y eliminar los apegos. Las Upanishads buscan armonizar sendas
por medio del análisis filosófico. Constituyen la fase final de los estudios
védicos y es ello lo que se da en llamar Vedanta. Se les puede considerar
incluso como la esencia de las enseñanzas védicas y constituyen la flor y nata
de todas las escrituras védicas. Cuando el saber llega a asimilar los Vedas,
las Upanishads emergen como la mantequilla en el proceso de batido de la leche.
Todas las formas de literatura védica mencionadas hasta el
momento constituyen el más antiguo cuerpo del saber (de conocimiento), Vidya.
Upanishad. Esta palabra está formada por la raíz sad, a la que se anteponen
dos sílabas como prefijos, upa y ni. Sad significa estar sentado, mas tiene
también el sentido de destruir. Ni significa firme, invariable, disciplinado.
Upa significa cerca. El pupilo debe sentarse cerca del gurú o preceptor,
prestando una atención invariable a lo que le va siendo comunicado, ya que sólo
así podrá aprehender el tesoro del conocimiento y la habilidad del
discernimiento.
Las Upanishads, los Brahma Sutras y el Bhagavad Gita
representan las raíces centrales del pensamiento filosófico hindú. En su
conjunto son conocidos como la Auténtica Triada.
Este mundo material objetivo es lo que se hace visible a
nuestros ojos, lo que agrada a nuestros sentidos, lo que fascina a nuestra
mente y lo que informa a nuestro cerebro. Sin embargo, dentro de este mismo
mundo, y penetrándolo, existe un mundo subjetivo, inmaterial, que resulta
inalcanzable. Cuando éste llega a conocerse, ambos mundos se revelan como
expresiones parciales de la misma e indivisible conciencia. Ambos se
complementan recíprocamente en una Plenitud o Totalidad (Purnam). Desde el
Parabrahma (lo Total, Pleno) surge el Jiva (lo individual, es decir, el
complemento). Cuando el Jiva desecha el cuerpo material en el que está
encerrado, la conciencia universal vuelve a ser una Totalidad, el Principio del
Parabrahma.
Purnam adam (Aquello es Total, Pleno),
Purnam idam (esto es Total,
Pleno);
Purnath Purnam Udachyathe (desde lo Total surgió lo Total);
Purnasya
(de lo Total)
Purnam adaya (cuando se toma lo Total)
Purnam eva (sólo lo Total)
avasishyathe (queda).
Vidya o el proceso educativo nos enseña que el Cosmos es una
manifestación del juego del Señor y nada más. Esta verdad la declaran las
Upanishads de la manera siguiente: "Este mundo es la residencia del
Señor". Por ello nadie puede albergar un sentido de posesión personal ni una
traza de egoísmo. Renuncien al sentimiento de apego, sientan en todas partes la
presencia del Señor. Den la bienvenida a la bienaventuranza que el Señor, en
cuanto personificación suya, les confiere, y experiméntenlo con agradecimiento
y sin sentirse atados por ningún deseo. Este es el mensaje de los sabios y los
profetas.
Renuncien al sentido del "yo" y "tú" y
sólo entonces podrán entender la gloria de aquello que no es ni "yo"
ni "mío". Esto no significa que deban renunciar a todo. La verdadera
enseñanza (Vidya) señala que debe tratarse con el mundo, tal como lo exige el
deber, con un espíritu de desapego, evitando comprometerse con él. El análisis
químico con el que puede comprobarse si una actividad es sacra o piadosa se
reduce a examinar si produce apego o evita el involucrarse. El análisis para
comprobar si una actividad es impía o pecaminosa se reduce a examinar si
proviene de la codicia o la provoca. Esta es la enseñanza y la lección de
Vidya. Dedicados a llevar a cabo sus legítimos deberes, pueden pedirle a Dios
que les mantenga vivos por 100 años sin incurrir en una exageración. Por ello,
Vidya les conmina a dedicarse a sus actividades con pleno entendimiento de su
naturaleza y sus consecuencias.
Las bestias sólo matan a otras bestias, mas el hombre ciego
que no ha adquirido la visión del Alma que es, se mata a sí mismo. Y Vidya
advierte que el que comete ese crimen cae en los abismos más densos, los que
están sumidos en la más espesa tiniebla.
Vidya, la sabiduría suprema, busca describir para el hombre
las "características" del Alma. El Alma no tiene movimiento, pero
está presente en todas partes. Hasta a los dioses les resulta imposible
seguirle el paso, por rápidos que sean. El Alma revela su presencia mucho antes
de que la logremos anticipar. Es inmutable y omnipresente. Vidya señala que
determinarla resulta una tarea imposible.
Cuando uno alcanza la sabiduría suprema, el más alto nivel
de Vidya, se diluye la diferenciación entre los "opuestos": Atma y
anatma, Vidya y avidya (conocimiento e ignorancia), vikasa y vinasa (desarrollo
y decadencia). Hay místicos y sabios que han alcanzado este estado de Unidad
Superior y la historia de sus esfuerzos y empeños ha sido santificada gracias
al estímulo que provee Vidya en variados textos. Para sabios de esta calidad y
de este nivel, resulta igualmente peligroso el conocimiento que el no
conocimiento. Están conscientes del misterioso origen y de las consecuencias de
ambos. Han llegado a ser capaces de vencer a la muerte gracias al no
conocimiento y han logrado la inmortalidad a través del conocimiento.
-Baba